El concepto de trabajar en la nube viene de su acepción original el Cloud Computing. Trabajar en la nube significa trabajar con programas y aplicaciones que no están instaladas en nuestros equipos o que guardan los datos almacenados en servidores externos.
Esto significa que, trabajando en nube, podemos acceder a nuestros datos y aplicaciones nube desde cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, no dependiendo de tener a mano nuestro ordenador en todo momento.
Existen varios modelos cuando hablamos de Cloud Computing pero, en Reviso, nos centramos en el modelo SaaS (Software as a Service = Software como servicio).
El modelo SaaS es el uso de un programa o aplicación, ofrecido por su creador de manera online, a través de Internet, para que varios clientes puedan utilizarlo en cualquier momento y desde cualquier lugar manteniendo siempre la privacidad y seguridad de sus datos.
El usuario paga, simplemente, por el uso de la aplicación. Lo cual incluye, normalmente dentro del mismo precio, toda la infraestructura necesaria para el correcto funcionamiento (como almacenamiento de datos, copias de seguridad,…) y el correcto mantenimiento (actualizaciones, corrección de errores, nuevas versiones…).
Ventajas de trabajar en nube con SaaS
Menos costes: con el modelo SaaS pagas solo por aquello que necesitas. No es necesario adquirir una licencia anual con miles de funciones cuando no estamos seguros de si la aplicación nos servirá. Además, se produce un gran ahorro en el mantenimiento de la plataforma, el cual realiza nuestro proveedor de servicios.
Inversión inicial prácticamente nula: con las aplicaciones en nube no es necesario realizar grandes inversiones iniciales, las cuales suelen consistir en un gran esfuerzo cuando una empresa comienza. No es necesario adquirir licencias de uso, ni instalaciones, ni servidores, ni personal técnico.
Actualizaciones y mejoras inmediatas y automáticas: las actualizaciones de la aplicación se producen de manera automática y de manera continua, sin que prácticamente nos demos cuenta de ello. El software está en continuo desarrollo y mantenimiento para que el usuario pueda beneficiarse cada día de todas las mejoras y versiones, sin que esto afecte al uso de la aplicación ni a nuestro trabajo diario.
Mantenimiento ágil y rápido: cualquier error (bug) que se produzca en la aplicación, tiene un tratamiento directo por los técnicos y la solución esta disponible más rápidamente que en las clásicas instalaciones en escritorio (in-house).
Ahorro de tiempo: al no tener que ocuparnos del mantenimiento, actualizaciones, copias de seguridad,… disponemos de mucho más tiempo para ocuparnos de lo que realmente es importante para nosotros, nuestro negocio.
Mayor seguridad de los datos: para las pequeñas y medianas empresas no es sencillo poder disponer de grandes infraestructuras con servidores externos en los que realizar copias de seguridad continuas. Con un software como servicio esto no es ningún problema ya que el proveedor del servicio, al contar con una gran infraestructura, realiza todo este trabajo por nosotros. Además, si se produce algún fallo en nuestro hardware u ocurre algún accidente en nuestra oficina, nuestros datos siempre seguirán a salvo.
Disponibilidad global: nuestros datos están accesibles, con nuestra clave, desde cualquier lugar del mundo y desde cualquier dispositivo, ya sea un ordenador, un móvil o una tableta, siempre y cuando dispongamos de conexión a Internet.